Los niños son seres libres, que piensan libremente y que llegan más allá. Son más brillantes que los adultos y tienen mejores ocurrencias y mejores reflexiones, porque nadie les ha retocado todavía el pensamiento con eso que llaman "Educación". Y lo más importante: los niños usan el sentido del humor sin darse cuenta, (a mi este detalle me parece tan importante como el descubrimiento de la penicilina). Sus argumentos son difíciles de contestar y dicen las cosas con una determinación que ya la quisiera para sí el mejor de los cómicos.
Es evidente que, con la edad, hemos perdiso algo muy valioso por el camino, y que ahora, fíjate tú, hay que recogerlo en libros. Alguien, a base de ataques y desplantes a nuestra autoestima, nos lo ha ido quitando, lo ha ido dejando cada vez más sordo, cada vez más ciego, cada vez más insignificante, hasta que un día, cuando vas a decir una de esas cosas que diría un niño, te callas, porque te da vergüenza... Pues ¡que sepas que te han derrotado! ¡Que estás en el bando contrario y que o te rebotas o te convertirás en un sieso y un triste!
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